"UNA TERRAZA DISCRETA"
Poco tuvo que esperar Kristio, apenas 2 días después de aparecer
su anuncio recibió una llamada en su teléfono.
-¿Si? Hola buenos días, acabo de leer su anuncio en el que busca
una terraza para tomar el sol discretamente.
La voz era de una mujer, el tono no era tembloroso ni tímido al contrario,
emanaba seguridad y decisión. Tras un primer momento de sorpresa Kristio
se presentó e inició un leve dialogo con la mujer, la cual a su
vez se presentó como Susana. Eran las 12 del mediodía de un caluroso
y húmedo día de Agosto. Tras 5 minutos de charla, ella le invitó
a usar su terraza esa misma tarde, lo cual Kristio aceptó encantado.
“Seguro que esta tía lo que quiere es un buen polvo”, pensó
A las 4 de la tarde se presentó en la dirección que Susana le
había facilitado y buscó el 8º derecha, que resultó
ser el último piso. La voz de Susana apareció al otro lado y tras
presentarse la puerta se abrió. Con su bolsa de deporte al hombro entró
en el ascensor y subió hasta el séptimo piso ya que el ascensor
solo llegaba hasta este. Subió el último piso andando y al ir
a tocar el timbre de la puerta de la derecha, esta se abrió. Susana le
recibió con una amplia sonrisa, dándole la mano e invitándole
a pasar. Se encontró con una mujer madura pero espléndida y exuberante,
(a Kristio le encantan las gorditas), de unos 48-50 años, pelo moreno,
y senos voluptuosos y poderosos bajo una camisa de lino semi-desabrochada y
que dejaba apreciar un profundo y sugerente escote, que a Kristio le puso la
polla a cien al momento. Tras las primeras palabras de bienvenida y presentación,
ella se fijó en la camisa sudada que Kristio llevaba. Le acompañó
a su dormitorio y le invitó a ducharse antes de ponerse al sol. Dando
media vuelta, Susana se marchó y Kristio comenzó a desnudarse,
se introdujo en la bañera y comenzó a ducharse. Al poco apareció
Susana con una toalla limpia que dejó en un pequeño taburete,
acto seguido colocándose delante del amplio espejo del baño se
desabrochó la camisa quitándose esta ante la atenta mirada de
Kristio que desde detrás de la cortinilla de la ducha no perdía
detalle. Grandioso espectáculo el de las dos tetazas de Susana con un
sujetador de cazueleta que las resaltaba aún más. Seguidamente
deslizó sus manos hasta la espalda y se desabrochó el sujetador,
dejando caer este hacia delante, ante la ansiosa mirada de Kristio que seguía
detrás de la cortina, aparecieron en todo su esplendor las esplendidas
tetas de Susana, que sabedora de que Kristio la contemplaba desde su escondite,
(seguramente con la polla tiesa en la mano y meneándosela, pensó
Susana) dedicó 1 minuto a acariciárselas delante del espejo, exhibiéndose
y calentando aun más a Kristio. Justo cuando Kristio iba a salir de la
ducha con la polla totalmente empalmada, Susana se marchó indicándole
que le esperaba en la terraza. Tras secarse, se puso el bañador pero
no consiguió ocultar la brutal empalmada que le había provocado
el espectáculo de Susana, (había escogido el bañador más
pequeño que tenía y que más le marcaba el paquete), salió
de la habitación y tras atravesar la cocina llegó al salón.
Una puerta a su derecha daba paso a la terraza hacia la cual se encaminó.
La terraza era amplia y totalmente libre de miradas, ya que sobresalía
por encima del resto de edificios. Susana recostada en su tumbona totalmente
desnuda y de espaldas, se aplicaba crema por los hombros y los brazos. Se quedó
tras la puerta contemplándola ya que el espectáculo era fantástico
y con su polla totalmente empalmada. En un momento dado ella se volvió
y con una picarona sonrisa, le invitó a tumbarse junto a ella en la otra
tumbona. Kristio estaba lanzado y dispuesto a llevarse al huerto a Susana, de
modo que no disimuló para nada la empalmada que tenía. Susana
le miró al paquete y seguido a los ojos, sonriendo maliciosamente, le
invitó a quitarse el bañador. Kristio poniéndose de pié
delante de ella, se quitó el bañador. Su polla saltó dura
y tiesa apuntando al cielo. Agarrándose la polla con la mano derecha
inició una suave y lenta masturbación ante la lasciva mirada de
Susana quien sonrió agradecida. Susana recostada como estaba en la tumbona
se abrió de piernas y comenzó también a masturbarse lentamente
delante de Kristio, quien alargando su mano izquierda comenzó a magrear
las enormes tetas de Susana. A Kristio le encantan las tetas grandes, de modo
que soltando su polla se dedicó en cuerpo y alma a magrear, lamer y saborear
aquellas maravillosas tetas. Susana alargó su mano derecha e introduciéndola
entre las piernas de Kristio que estaba en cuclillas, le agarró la dura
y tiesa polla, iniciando una suave masturbación. Kristio se puso un poco
de costado para facilitarla su labor, pero sin dejar en ningún momento
de lado los dos soberbios cantaros. Sin dejar de chupar las tetas se giró
lo justo para meterse entre las espatarradas piernas de Susana y con su mano
derecha comenzo a sobarle todo el coño, se mojó el dedo pulgar
(el más gordo) y comenzó a pasarle suavemente la yema de este
por el clítoris, un poco más tarde se mojó el dedo central
(el más largo) y una vez localizada la jugosa entrada de su amplio coño
comenzó a introducirlo suavemente hasta el final, Kristio estaba maravillado
con la lubricación y el calor que su dedo sentía, Susana estaba
totalmente entregada. Dejando las tetazas fue bajando su boca poco a poco por
el ombligo hasta el límite peludo, donde se paró y levantando
la cabeza miró a Susana, quien con los ojos cerrados le suplicó
que continuara. Nuestro amigo Kristio es un morboso de órdago, así
que antes de depositar sus labios y lengua en lo más íntimo de
Susana, se puso cómodo y como si de una tierna tortura se tratara, comenzó
a lamer el pié derecho de la espatarrada Susana, mientras tanto continuaba
pasando la yema del dedo gordo por el clítoris suave y lentamente, subiendo
muy poco a poco hacia su entrepierna. La desencajada imagen del rostro de Susana
expresaba la desesperación de esta por que llegase con su boca hasta
su clítoris. Kristio sabedor de esta desesperación y no queriendo
hacer sufrir más a su anfitriona, posó levemente la punta de su
lengua sobre el hinchado clítoris, Susana con un leve chillido de placer
le dio su bienvenida y agarrandole la cabeza con sus manos apretó su
pelvis a la boca de Kristio, quien medio asfixiado aguantó estoicamente
la brutal corrida de su anfitriona. Semejante trajín y el calor del sol,
habían provocado en ambos una sudada de campeonato, de modo que decidieron
meterse en casa y darse una ducha. Una vez en la habitación Jaime (que
sufría una tremenda empalmada), pidió a Susana que se vistiese
con el conjunto de braga y sujetador que más justo la quedase. Kristio
se fue a la ducha y 2 minutos después apareció Susana con un minúsculo
tanga que no conseguía esconder el bello de su peludo coño. El
sujetador era de los de cazueleta inferior con lo cual sus soberbias tetas aparecían
erguidas y en su gran volumen. Bajo el chorro del agua, Susana se arrodillo
y abriendo su boca se metió la impaciente polla de Kristio hasta las
amígdalas. Kristio sabia que no iba a aguantar mucho y así fue,
sin poder ni tan siquiera avisar a su anfitriona, soltó un chorro sobre
su cara acompañado de un bramido, varios chorros más pequeños
continuaron saliendo entre espasmos y pequeños gritos, hasta quedar rendido
y con las piernas apunto de no ser capaces de aguantarle.
Kristio |