"LA JEFA "
Tras casi 5 meses en el paro a nuestro amigo Luis comenzaba a apremiarle la
situación, había acudido a innumerables entrevistas de trabajo
y en todas la conclusión fue la misma… seguir en el paro. En esta
ocasión sin embargo algo le hacía suponer que quizá pudiera
ser diferente. Había respondido a una oferta de trabajo en la que se
solicitaba expresamente un hombre liberal y sin compromisos familiares, fornido
y con disponibilidad para viajar y cuando se puso en contacto con la persona
que ofrecía el puesto laboral se había encontrado con una voz
de mujer grave y poderosa segura en su habla y con un toque de mando y dureza
que rápidamente calentó la imaginación libidinosa de nuestro
amigo. Había fantaseado en innumerables ocasiones con ser el objeto sexual
de una mujer dominante y el solo hecho de pensar en dicha posibilidad provocó
que la entrepierna de Luis comenzara a ponerse nerviosa.
Habían quedado a las 6 de la tarde en una céntrica cafetería
de Gernika y su impaciencia hizo que se presentase media hora antes de lo pactado,
llamó a la mujer para notificarla que ya estaba allí y esta le
respondió que enseguida bajaría ya que vivía cerca. Luis
pidió un crianza y se dispuso a esperar.
Apenas habían pasado diez minutos cuando observó cómo se
acercaba una mujer vestida de negro protegida por un paraguas de color blanco,
la observó mientras se acercaba y admiró sus fabulosas medidas,
a Luis le encantan las mujeres con unos kilos de más y ciertamente aquella
señora los tenía. Tras recorrer el paso de cebra la señora
desapareció de su vista y Luis se quedó con las ganas de que fuera
ella “mmm... ¡¡qué pena¡! “pensó
Luis y se dispuso a degustar un leve trago de su vino.
“Buenas tardes ¿es usted Luis?” preguntó una voz grave
de mujer a su espalda, al darse la vuelta se vio frente a frente con la mujer
de negro, el bar tenía dos entradas y Luis no se había percatado
de ello.
Tras las presentaciones de rigor, ella pidió una caña y ambos
se sentaron en una mesa un tanto apartada .
Garbiñe (así se llamaba la señora) se presentó como
representante de productos de lencería y complementos de Sex-Shop y en
ese momento Luis comprendió por qué buscaba un hombre “liberal”.
La mente de Luis comenzó a elucubrar con posibilidades, su fantasía
calenturienta brotaba a borbotones y en su calentura mental se imaginó
a la señora en el almacén del local con el vestido que llevaba
puesto, sus fabulosos muslos forrados con unos pantis de color negro le incitaban
a depositar su mano sobre ellos y recorrerlos de arriba abajo con su lengua.
Tras hablar de las condiciones económicas y laborales, Garbiñe
le preguntó que sabía de ese mundillo del erotismo y Luis la respondió
que su primer trio lo había realizado con 23 años por lo que no
se sorprendía de nada y además le gustaba mucho. Garbiñe
sonrió al escuchar estas palabras de Luis y le confesó que ella
también estaba de vuelta de todo. Luis levantó su copa y la propuso
un brindis por la nueva relación y ella aceptó encantada guiñándole
un ojo. De repente Luis notó la pierna de Garbiñe rozándole
bajo la mesa, Garbiñe se había descalzado y con la punta del pie
rozaba suavemente el interior del muslo de Luis, este bajó su mano derecha
y agarrando el pie de Garbiñe lo llevó hasta rozar su entrepierna
donde ella se entretuvo en acariciarlo suavemente mientras se miraban a los
ojos.
“¿tienes algo que hacer esta noche?” preguntó Garbiñe
a Luis y este la respondió que no, acto seguido Garbiñe acercó
su silla a la de Luis y acercándose a su oreja le dijo “me gustaría
colocar velas en mi casa y que a cada vela que apagases te fueses quitando una
prenda, luego totalmente desnudo entrarías en mi habitación a
oscuras donde yo te estaré esperando vestida, me acercaré a ti
y tu en la oscuridad me irás desnudando poco a poco mientras yo recorro
y palpo tu cuerpo desnudo a mi antojo….” ¿te apetece?”
Luis a esto añadió, “y cuando te tenga totalmente desnuda
me permitirás deslizar mi lengua por tu espalda arriba y abajo……….”
Garbiñe le paró en seco y levantándose de la mesa le invitó
a seguirla hasta casa, pagaron la consumición y se fueron.
Kristio |