“AGENTE INMOBILIARIO “
Lo que son las cosas, una perdida de trabajo
lleva a nuestro amigo Luis a no solo conseguir otro trabajo, sino que
además conocerá a la que será la dueña de sus fantasías.
Hacia 4 meses que había perdido su trabajo, la necesidad de pagar el
piso en el que se había metido hacia escasamente 2 años, le apremiaba
a conseguir otro trabajo de modo que ahí estaba, en el bar, saboreando
un café y haciendo tiempo antes de acudir a una cita que había
concertado con una inmobiliaria que buscaba un “AGENTE-VENDEDOR INMOBILIARIO”.
La agencia inmobiliaria estaba justo enfrente del bar pero todavía le
quedaban 20 minutos para la hora concertada, de modo que se dedicó a
esperar leyendo el periódico, mirando la tele que se encontraba en una
repisa cerca del techo, pero sobre todo contemplando a una estupenda mujer,
que sentada en una mesita a unos 3 metros de donde el se encontraba, apuraba
un café y leía interesadamente el periódico. Una minifalda
ajustada y una camisa vaporosa escasamente abrochada, bien por descuido bien
a propósito, le permitían contemplar buena parte de su cuidada
anatomía. Unos 45 años, morena, muy bien arreglada y con muchas
joyas (ó bisutería) en manos y muñecas. Con su calenturienta
imaginación en ebullición, enseguida empezó a pensar en
como sería en la cama, en que tal la sentaría tal o cual ropa
interior, etc., Dicho estado de fantaseo mental, le impidió darse cuenta
de que ella se había percatado de su interés y le miraba de vez
en cuando.
Cuando por fin Luis se dio cuenta de que ella se había percatado de sus
miradas, se ruborizó y apartó su mirada, volviendo a fijarse nuevamente
en la televisión, aunque eso si de forma forzada. Cuando faltaban 5 minutos
para la hora concertada, pagó su café y al dirigirse a la salida
pasó junto a la mesita de la señora y cortésmente le pidió
disculpas por su comportamiento anterior y trató de halagarla diciéndola
que estaba admirando su belleza, a lo que ella le respondió que no necesitaba
disculparse y que para ella era un halago que un hombre se fijase en ella. Se
despidieron con una sonrisa y un adiós de complicidad.
Salió nuestro amigo a la calle dando vueltas en la cabeza a lo acaecido
en el bar y se encaminó a la inmobiliaria.
Tras presentarse le notificaron que la persona encargada de su entrevista, todavía
no había llegado, por lo que se dispuso a esperar en la salita que le
indicaron.
No tuvo que esperar ni dos minutos, una voz femenina a su espalda le preguntó
si era Luis, se levantó y al girarse se encontró nuevamente con
la morena del bar. Ella con la mano le invitó a entrar en su despacho,
Una vez dentro y con la puerta cerrada, el desánimo invadió los
pensamientos de Luis, quien en un intento de limar asperezas, la expresó
su esperanza de que el incidente del bar, no fuese un condicionante a la hora
de conseguir el trabajo. Ella sonrió y le preguntó: “¿Podría
conocer cuales eran sus pensamientos mientras me observaba tan lujuriosamente?”
A Luis la entrepierna le dio un brinco dentro del pantalón. ¿Acaso
la buena señora estaba buscando además de un vendedor, un hombre
que la consolase de vez en cuando?
Comenzó con el relato, expresando que “se la había imaginado
sentada en un sofá enfrente suyo y con las piernas muy abiertas en clara
actitud de provocación y exhibición, dejándole apreciar
como no llevaba puestas las bragas y le mostraba directamente la línea
vertical de su depilado sexo”. Ella comprobó con la mirada, que
su compañera de inmobiliaria no la podía ver, acto seguido metió
sus manos bajo la mesa, después entre sus piernas y ante la asombrada
mirada de Luis que se había quedado callado, se quitó las bragas
lentamente y las metió en su bolso. A continuación le pidió
que continuase con el relato de sus pensamientos. A estas alturas Luis tenía
claro el rollo que la señora se traía, de modo que se recostó
hacia atrás en la silla y miró bajo la mesa de su entrevistadora
la cual abrió sus piernas y agarrando la falda tiró de ella hasta
quedar sentada a pelo sobre la silla mostrando a Luis toda su intimidad. Luis
con su miembro tieso dentro de su pantalón, dejó volar la imaginación
y continuó con su relato, pero esta vez tuteándola: “te
imagino apoyada en la mesa con la blusa muy desabrochada y mostrándome
tus preciosos pechos colgando delante mío”. Ella se levantó,
abrió la puerta del despacho y se fue al servicio. Regresó apenas
3 minutos más tarde, volviendo a cerrar la puerta tras de sí.
Se desabrochó otros tres botones de la camisa y apoyándose en
la mesa con las manos, le mostró a nuestro amigo el exagerado escote
de su camisa, dentro del cual sus pechos liberados del sujetador, colgaban de
forma espectacular. Luis ya lanzado continuó con su relato: “Te
imagino recostada hacia atrás en la silla, tus muslos totalmente abiertos
y yo de rodillas debajo de la mesa, metido entre tus muslos deslizando lentamente
mi lengua por todo tu jugosa vulva”, ella le paró en seco y le
dijo que disimulase la hinchazón que su miembro le producía en
el pantalón, seguidamente ella se arregló la ropa y levantándose
le dijo que la siguiese. Al pasar junto a su compañera de inmobiliaria,
la indicó que le había contratado y que iban a visitar un piso
para empezar a trabajar.
Kristio |