"LA AMBULANCIA"


Son las 5 de la mañana y en la base que la Cruz Roja dispone en Zalla sus 2 ocupantes se disponen a descansar tras una noche agotadora. A las 01´45 habían recibido una llamada urgente del Centro de Coordinación de Osakidetza instándoles a desplazarse urgentemente a un caserío situado en las laderas del monte Kolitza y no tardaron ni 3 minutos en arrancar con la ambulancia. Con las luces y la sirena de emergencia a pleno volumen Luis conduce la ambulancia mientras Cristina recaba los datos necesarios por la emisora desde el Centro de Coordinación.
Tras 12 minutos de “carrera” por las sinuosas curvas de la carretera que conduce a Balmaseda llegan a la desviación que en fuerte pendiente y tras otros 3 km de ascensión les dejará justo a las puertas del caserío. Se trataba de un aviso por una caída sufrida por el anciano que ocupaba el caserío, en la puerta el hijo les recibió y acompaño a la habitación donde reposaba el anciano tendido en la cama. Tras una primera auscultación Luis y Cristina llegan a la conclusión de que puede tener la cadera rota y deciden trasladarlo en camilla a la ambulancia y llevarle al hospital de Cruces.
Luis conduce la ambulancia mientras en la parte trasera Cristina, el anciano y su hijo comparten el escaso habitáculo del que la ambulancia dispone. El espacio es realmente escaso, Cristina y Jaime (el hijo del anciano) tienen sus cuerpos tan cercanos que en cada curva sus muslos se rozan sin querer. Un frenazo inesperado provoca que Jaime prácticamente se caiga sobre Cristina y esta en su afán por sujetarlo trata de agarrar a Jaime por la cintura con tan mala suerte que su mano se acaba posando sobre la entrepierna de Jaime percatándose de la erección tan fuerte que este sufre. Tras reanudar la marcha, el silencio en la ambulancia es insostenible, Cristina es consciente del estado de excitación de su compañero de viaje y Jaime también es consciente de que Cristina sabe que está excitado a su lado. En un afán por rebajar la tensión Jaime le pide disculpas a Cristina por su estado de excitación, haciéndola saber que es una reacción que no puede controlar al tenerla tan cerca, Cristina sonríe agradecida y le expresa su agradecimiento ya que lo considera un piropo hacia ella y a su vez le reconoce a Jaime que a ella también la a excitado el contacto con su miembro que ha notado muy duro y de un tamaño considerable. Estas palabras de Cristina a Jaime le ponen a cien, mira al anciano y este va dormido, con suma suavidad toma la mano derecha de Cristina y la deposita sobre su entrepierna que ahora sí que luce su total esplendor, ambos se miran fijamente y Cristina apaga la luz interior de la ambulancia.
En la penumbra Jaime busca la boca de Cristina y la encuentra abierta y golosa esperándole, sus lenguas se pelean por ocupar el interior de la boca del otro y los ojos de ambos se cierran buscando vivir el momento al máximo. La mano de Cristina se desliza suavemente arriba y abajo sobre el impresionante bulto de Jaime y las manos de este buscan los pechos de Cristina, tersos y altivos los pechos de Cristina reaccionan rápido a las caricias de la mano de Jaime y los pezones no tardan en ponerse duros, ávidos de caricias y cariño. Los labios de Jaime se deslizan por el cuello de Cristina en busca del lóbulo de su oreja y Cristina suelta un leve gemido, agarra la mano izquierda de Jaime y la sitúa sobre la parte superior de su pantalón en clara insinuación hacia su compañero para que la deslice en su interior. La mano de Jaime comienza a introducirse en el interior del pantalón muy suavemente hasta alcanzar la telilla de la braga iniciando un recorrido por su superficie que pone a mil a Cristina, la cual acercando su boca a la oreja de Jaime le suplica que meta la mano bajo la tela de su braga. Con gran maestría los dedos se introducen bajo la fina tela y descienden en busca de la jugosa cueva de placer, Cristina separa aún mas sus muslos para facilitar a su compañero el avance y su boca busca la boca de Jaime, se funden en un nuevo y apasionado intercambio de labios y lenguas y los dedos de Jaime alcanzan el exaltado clítoris de su compañera de viaje, Cristina es un volcán en ebullición mientras los dedos de Jaime juegan sobre su clítoris, el impresionante morreo continua y los dedos de Jaime continúan su descenso en busca de la cueva sagrada de su compañera. El pubis de Cristina está a rebosar de líquidos de su interior y cuando los dedos de Jaime alcanzan su jugosa entrada no tienen el mas mínimo problema de introducirse en el interior de esta, primero uno, luego dos y nada más introducirla el tercer dedo Cristina comienza a convulsionarse y moverse frenéticamente en lo que será un orgasmo inesperado y salvaje que la dejara rendida pero sumamente satisfecha.
La ambulancia está a 5 minutos de su destino por lo que ambos se arreglan sus respectivas vestimentas y Cristina enciende nuevamente la luz interior de la ambulancia. Luis, que no se ha percatado de lo sucedido, avisa a su compañera de que están llegando y Cristina se pone en comunicación con el hospital avisándoles de su llegada.
Tras dejar a Jaime y su anciano padre en Urgencias, Luis y Cristina vuelven a su base de Zalla, son las 5 de la mañana y ambos se aprestan a descansar en sus camastros, aunque a Cristina la costara dormirse ya que está deseando que lleguen las 4 de la tarde del día siguiente, hora a la que ha quedado con Jaime en el piso de este.


Kristio
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