"EN EL ACANTILADO"
Llevaba cerca de una hora tomando el sol sobre una gran roca plana en medio
del acantilado y el cuerpo me pedía que lo refrescase un poco. En esta
parte de los acantilados de Getxo, el nudismo es natural y así me encontraba
yo, totalmente desnudo y solo en la zona. Me levanté y como estaba en
una zona de rocas grandes y la mar estaba un poco movida, me fui unos 40 metros
más a la derecha en busca de un pequeño recodo que retiene a la
mar y genera una pequeña piscina. No recuerdo el tiempo que estuve allí
sumergido hasta el cuello en el agua, lo cierto es que cuando volví a
mi toalla y a mi gran roca plana, una pareja se había colocado a mi lado.
Tendrían unos 45 años, ella un poco entradita en carnes y con
una medio melena rubia que recogía con una goma en forma de coleta cola
de caballo, buenas tetas y el coño depiladito pero no totalmente. El
hombre era moreno y por su musculatura se apreciaba que era bastante deportista.
En efecto, nada más llegar sacó de su mochila el traje de buceo
y tras 15 minutos de preparativos se introdujo en el agua y nos dejó
a su mujer y a mi solos en la roca y en medio del acantilado.
La situación era bastante incomoda y aunque al llegar nos habíamos
saludado, lo cierto es que allí estábamos la mujer y yo a escasos
2 metros el uno del otro, desnudos y sin hablarnos.
La mar seguía subiendo y una ola que pegó un poco más fuerte
que las anteriores mojó a la mujer parte de la toalla y a ella misma,
esta se levantó y acercándose a mí me preguntó si
me importaba que se acercase mas a mi lado, mi respuesta fue que podía
acercarse todo lo que quisiera. Tras darme las gracias sonriendo colocó
su toalla totalmente pegada a la mía. Ahora si que la situación
era insostenible. Por muchos esfuerzos que yo hiciese no podía dejar
de observar de reojo sus pezones totalmente tiesos y sus preciosas tetas, sabia
que tenia su coño casi totalmente depilado al alcance de mi mano y podía
escuchar hasta su respiración. Mi cabeza fantaseaba con la situación
y mi polla empezó a levantarse amenazadora apuntando al cielo. Hice ademán
de darme la vuelta y en ese momento ella me pidió que no lo hiciera.
Me quedé un poco cortado y ella incorporándose y tras apoyarse
en su codo derecho, me pidió con total naturalidad que no lo hiciera,
se había dado cuenta de la erección de mi polla y la apetecía
poder contemplármela así bien dura. Yo ya recuperado del shock
y totalmente lanzado me volví a poner boca arriba y con la polla totalmente
endurecida a la visión de la calentorra mujer. Estábamos solos
en medio del acantilado y totalmente pegados el uno al otro, nadie nos observaba
y la mujer me acababa de pedir que la dejase contemplar mi endurecida polla.
“¿Te apetece agarrarla con la mano? Así conseguirás
que la tenga dura todo el tiempo que quieras” la dije, ella me respondió
con un “por supuesto”. Dicho y hecho, su mano abarcó mi ya
durísima polla y comenzó a deslizarla arriba y abajo en una caricia
inaguantable e insuperable. Yo por mi parte y tras acomodarme un poco sobre
mi costado izquierdo, deslizaba muy suavemente las yemas de mis dedos por todo
su coño, ella mantenía sus piernas totalmente abiertas y mi mano
se deslizaba sin ningún problema por todo su ya jugoso coño. Nuestras
bocas se acercaron y nos fundimos en un morreo de escándalo, mi mano
ascendió por su estomago hasta toparse con sus maravillosas tetas, con
mucha suavidad y lentitud se las acaricié y magreé durante un
buen rato, pellizcándola de vez en cuando los duros y tiesos pezones.
Su mano continuaba manoseándome la polla y los huevos y de sus labios
emanaba un susurrante gemido mientras las yemas de mis dedos se deslizaban suave
y lentamente sobre su clítoris. En la posición en que se encontraba
con las piernas totalmente separadas, el jugoso agujero de su coño se
me ofrecía libre de todo obstáculo y mi dedo índice no
tardó en comenzar a introducirse en el, suavecito y juguetón mi
dedo entraba y salía de su vulva mientras la mujer con los ojos cerrados
y la boca abierta suspiraba y buscaba la mía, nuestras bocas se fundieron
nuevamente en otro morreo de escándalo, nuestras manos seguían
masturbando el uno al otro y yo sin poder aguantar más me corrí
salvajemente en su mano. Ella estaba también muy cerca de correrse de
modo que me metí entre sus piernas y mis labios y lengua comenzaron a
recorrer todo su jugoso coño, sus manos me apretaban la cabeza contra
su coño se movía y agitaba buscando con su coño mi boca
hasta que con un chillido y levantando su pelvis se aferro más aún
a mi boca y se corrió entre espasmos y sacudidas.
Una vez recuperados, la pregunté si les gustaban a ella y a su marido
los tríos, me respondió que lamentablemente su marido no era partidario
de ello aunque a ella la encantaría. Nos metimos los dos en el agua y
limpiamos nuestros cuerpos de todo rastro delator de lo que acababa de ocurrir.
Cuando su marido volvió al cabo de una hora con varios peces en su red-saco,
nos encontró sentados y charlando. Limpiaron los peces, recogieron todo
y 20 minutos más tarde se marcharon. Ella al marchar giró su cabeza,
me guiño un ojo y me lanzó un beso. Nunca los volví a ver.
Tras su marcha, yo no dejaba de recordar lo ocurrido y la polla volvió
a ponérseme nuevamente dura, así que me metí en un escondite
totalmente oculto que conozco entre varias rocas grandes y me masturbé
hasta correrme nuevamente.
En fin, sigo esperando cada día a que aparezcan nuevamente ó bien
otras mujeres con ganas de tomar el sol y jugar un ratito.
Kristio |