"EL EXHIBICIONISTA Y LA VOYEUR"


Jaime gustaba de practicar nudismo siempre que podía pero no le apetecían las típicas playas repletas de gente sino que prefería la soledad y tranquilidad de los acantilados.
Era un miércoles por la tarde del mes de Julio, el sol calentaba de lo lindo y decidió aprovechar la tarde tomando el sol en los acantilados de Barrika. Metió su toalla azul en la mochila, una cerveza bien fría y 15 minutos más tarde se encontraba bajando por las escaleras que dan acceso al acantilado. Tenía intención de colocarse en una roca conocida como la tortuga debido a su forma de caparazón y hacia ella se encaminó. Al acercarse pudo observar que sobre dicha roca, una mujer de unos 40 años tomaba el sol desnuda y tumbada boca arriba, con unos cascos de música y parecía no enterarse de su llegada. La marea estaba alta y los lugares para tumbarse escaseaban, Jaime sabía que 30 metros más adelante y tras una gran roca había otro espacio óptimo para tumbarse y estar tranquilamente y hacia allí se encaminó. Tras instalarse y ya totalmente desnudo se dio un baño y seguidamente se tumbó sobre su toalla. Hacia bastante calor y el cuerpo de Jaime comenzó a coger temperatura, notó como su polla comenzó a ponerse morcillona y con los ojos cerrados comenzó a imaginarse metiéndose mano con una mujer allí mismo. Con dichos pensamientos la polla se le puso totalmente dura y apuntando al cielo, pero no le preocupaba porque donde se encontraba no le podía ver nadie. Para confirmar que nadie le podía ver se incorporó y miró a su alrededor, nadie por ninguna parte, estaba solo en el acantilado e incluso la mujer de la roca también había desaparecido. La toalla de la mujer seguía extendida sobre la roca por lo que Jaime supo que no se había ido pero, ¿Dónde estaba?, miró hacia el agua y no la vio, miró a su alrededor nuevamente y tampoco pudo verla, se levantó y nada más ponerse de pié la vio agachada y escondida a unos 20 metros de donde el se encontraba y totalmente desnuda. Jaime hizo como que no la había visto y desvió su mirada hacia la mar, mientras sus pensamientos se disparaban con la suposición de que la mujer quisiera espiarle. Se encontraba de pié, con la polla totalmente dura y decidió comprobar si a la mujer la apetecía espiarle. Se volvió a tumbar sobre la toalla boca arriba y comenzó a masturbarse, miró de reojo hacia donde debería estar la mujer y pudo observar una sombra moviéndose a escasos 10 ú 11 metros de su posición. Pudo observar un cachito de cabeza asomando por el costado de una roca y esto le confirmó que en efecto la mujer lo que quería era pegarse un calentón espiándole. Jaime es un morboso de campeonato de modo que se levantó, cogió la toalla y la colocó un poco más hacia fuera, donde la mujer podía verle perfectamente desde su escondite. De pié y apoyado contra una gran roca de cara al escondite de la mujer, cogió el frasco del grasiento bronceador y comenzó a extenderse por todo su cuerpo. Desde el cuello hasta los pies su aceitoso cuerpo brillaba ante los rayos de sol y sus manos recorrían todo su cuerpo magreándose a si mismo. Con los ojos cerrados, su mano derecha agarró su brillante y durísima polla y comenzó a masturbarse muuuy-muuuy lentamente, entre abrió ligeramente un ojo y pudo observar como la mujer había sacado un poco más la cabeza y le miraba con expresión de disfrute y gozo mientras se pasaba la lengua por los labios, Estuvo Jaime así masturbándose otros 5 minutos más hasta que decidió esconderse un poco más detrás de la roca para obligar a la mujer a moverse. En efecto, nada más desaparecer del campo de visión de la mujer, pudo observar como la sombra se movía y cambiaba de posición a otra roca más cercana. A penas 5 metros les separaban y Jaime decidió jugar un poco más, sabia desde que nueva posición la mujer le estaba espiando y se acercó a dos metros de ella. Se puso de rodillas y echando su cuerpo hacia atrás volvió a masturbarse a su plena vista, ahora Jaime mientras se masturbaba miraba descaradamente hacia donde la mujer se encontraba, la cabeza volvió a aparecer y los ojos de ambos se encontraron. Jaime la sonrió y ella le devolvió la sonrisa. La mujer seguía agachada junto a la roca pero avanzó en su posición hasta aparecer por completo a la vista de Jaime. En cuclillas y con las piernas totalmente separadas, la mujer se masturbaba a la vista de Jaime y le miraba como se masturbaba este delante de ella.
La situación era de un morbo brutal y Jaime la dijo que estaba a punto de correrse y si la apetecía verlo a lo que ella le respondió que por supuesto, casi sin haber dado tiempo a la mujer a responder Jaime cerró los ojos y comenzó a soltar varios chorros al aire entre bramidos y sacudidas, la mujer le observaba en silencio disfrutando del espectáculo que Jaime la acababa de brindar, mientras su mano se agitaba frenéticamente sobre su clítoris y unos segundos más tarde comenzó a sacudirse y balbucear gritando que ella también se corría y lo hizo como estaba, de rodillas, con sus muslos totalmente separados y ante la lujuriosa mirada de Jaime. Calmados y sonrientes se pegaron un baño juntos, entre sonrisas y toqueteos sus cuerpos comenzaron a excitarse nuevamente y el resto de la tarde la pasarían disfrutando nuevamente de sus fantasías


Kristio
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