
"DEPENDIENTA EXHIBICIONISTA (1ª parte)"
  Era sábado por la mañana y andaba yo dando vueltas por el casco 
  viejo de Bilbao con la intención de comprar un pantalón para una 
  boda próxima que tenía. Tras varias vueltas decidí entrar 
  en una sastrería tradicional donde la dependienta me recibió con 
  una sonrisa muy agradable. Tendría entre 45 y 50 años, morena 
  y madurita pero muy bien conservada, la falda ajustada que vestía solo 
  la llegaba hasta las rodillas y la blusa de seda que cubría sus poderosas 
  tetas la quedaba ligeramente pequeña con lo que los botones a duras penas 
  conseguían cerrarla y se apreciaba su sujetador por el hueco entre botón 
  y botón.
  
  El pantalón negro que me estaba probando me quedaba un poco ancho de 
  cintura y largo de pata, la dependienta me ofreció tomarme la medida 
  justa y hacerle el arreglo gratis. Volví a meterme en el probador y me 
  lo puse nuevamente, tras calzarme los zapatos salí al exterior donde 
  ella me esperaba con una cajita de alfileres. Me agarró por la cintura 
  y comenzó a colocar alfileres, en un momento dado quise poner bien la 
  pata del pantalón sobre el zapato izquierdo pero como estaba lleno de 
  alfileres me dijo que no me agachase y fue ella la que se agachó. La 
  apretada falda no la dejaba doblar bien las piernas y se remangó esta 
  casi hasta medio muslo, en esta posición podía contemplar el interior 
  de sus muslos casi hasta la braga y en un momento dado que miró hacia 
  arriba me pilló mirando sus piernas e intentando ver el máximo 
  posible del interior de estas. Sin cortarse un pelo me dijo que me iba a quedar 
  virojo y que no merecía la pena el dolor de cuello que iba a sufrir. 
  Tras un “ja-ja” por mi parte la pedí disculpas y desvié 
  la mirada hacia otras partes de la tienda. Cuando se levantó me miró 
  a los ojos y sonriendo me preguntó si me dolía el cuello, la respondí 
  que no pero que aunque así fuera hubiese merecido la pena. Halagué 
  su belleza y la expresé mi frustración por no haber conseguido 
  gran cosa con mi intento. Ella me miró y sonrió agradecida mientras 
  continuaba ajustando la medida de la cintura y ello me animó a sugerirla 
  que volviese a colocar bien el largo del pantalón, me miró a los 
  ojos y sin decir nada se fue a la puerta de la tienda y la cerró colocando 
  posteriormente una campañilla para que sonase si alguien entraba. Se 
  acercó a mí y me dijo que me metiese en el probador ya que iba 
  a colocar bien el largo otra vez. Mi calentura iba en aumento y en el pantalón 
  mi polla comenzó a generar un bulto que no dejaba dudas. 
  
  De pie delante mío y mirándome a los ojos se remangó la 
  falda hasta más de medio muslo y poco a poco se fue agachando, se colocó 
  de frente al espejo del probador y abriendo totalmente las piernas me mostró 
  por completo sus bragas de color blanco, comenzó a jugar con la pata 
  de mi pantalón y me preguntó si esta vez consideraba que estaba 
  mejor de medida, la respondí que mucho mejor pero que continuara un ratito 
  más ajustando la medida. Mirándome a través del reflejo 
  del espejo comenzó a deslizar su mano derecha por encima de su braga, 
  su mano izquierda desabrocho dos botones de la blusa dejándome contemplar 
  el fabuloso canal que sus tetas formaban embuchadas en el sujetador. El morbo 
  de la exhibición de la mujer delante mío era brutal y comencé 
  a deslizar mi mano derecha por encima del bulto de mi polla, bajé la 
  cremallera del pantalón me saqué fuera mi endurecida polla y comencé 
  a masturbarme delante de ella. Ella continuaba en cuclillas y su boca estaba 
  a un palmo de mi polla, la pedí que continuase con su exhibición, 
  la pedí que me mostrase el coño. Deslizó su mano izquierda 
  bajo la braga apartó esta hacia un costado y ante mi lujuriosa mirada 
  apareció la melena de su peludo coño, ¿te gusta lo que 
  ves? Me preguntó sonriendo ¡mhm me encanta, me gustaría 
  seguir contemplándote mientras te sigues quitando más ropa!! Ella 
  se levantó y poniendo su mano sobre mi polla me dijo: Aquí en 
  la tienda no podemos hacer nada más pero si te apetece venir esta tarde 
  a mi casa te aseguro que te enseñaré todo lo que quieras y como 
  tu quieras. Nos arreglamos la ropa, terminó de tomarme medidas y me marché 
  quedando para las 6 de la tarde en su casa.. 
  (continua con la 2ª parte).
| Kristio |