"DEPENDIENTA EXHIBICIONISTA (3ª parte)"
Las yemas de los dedos de Pilar deslizándose sobre mi piel, me hacían
cosquillas, me quedé un par de minutos de relax tras mi corrida tumbado
en el sofá, luego me incorporé y me senté en condiciones.
Pilar totalmente desnuda también se sentó a mi lado y nos fundimos
en un morreo de escándalo. Pilar ya estaba otra vez cachonda y me acariciaba
mi flácida polla diciéndome: ¡¡como te gustó
mi juego de exhibición en la tienda, voy a repetirlo aquí en casa
y espero que te pongas cachondo perdido y te masturbes delante de mí
mientras me espías, cualquier cosa que te apetezca me lo pides, ¿de
acuerdo?!! Mi respuesta fue que ¡¡lo estaba deseando desde que entré
por la puerta de tu casa!!. Se levantó y tras decirme que me sintiese
como en mi casa se marchó a su habitación.
Solo en el sofá me dediqué a contemplar y analizar el salón,
vestido con muebles de época resultaba realmente calido y acogedor, en
contraste toda una serie de aparatos electrónicos de última generación
modernizaban la estancia y una alfombra con motivos orientales le daba un toque
exótico.
La puerta que daba acceso al hall-recibidor estaba formada por una vidriera
con motivos abstractos y de diversos colores.
Estaba yo mirando hacia la vidriera de la puerta cuando de repente la luz del
hall al otro lado de la puerta se iluminó, primero con mucha intensidad
pero esta fue perdiendo intensidad hasta convertirse en una leve penumbra. Curioso
me acerqué a la puerta, estaba cerrada y a través de los cristales
de la vidriera a duras penas conseguía ver el interior ya que en el salón
la luz era mucho más intensa. Separándome de la puerta me dirigí
a la ventana y tras buscar la correa de la persiana, bajé esta a tope.
Ahora el salón que era donde yo me encontraba estaba totalmente a oscuras
y el interior del hall se apreciaba con mucha más nitidez. Volví
a mi posición detrás de la vidriera y ahora si podía observar
perfectamente a Pilar.
Arrimando mi cara a los cristales de la vidriera, pude observar en la penumbra
a Pilar vestida con un camisón de hilo blanco extremadamente transparente
y bajo este se apreciaba su tanga de color rojo. Sus grandes tetas se apreciaban
perfectamente en la transparencia y con estas dos únicas prendas por
toda ropa, se contorneaba y movía sensualmente y deslizaba sus manos
por todo su cuerpo, especialmente por encima de sus tetas, levantaba el camisón
hasta dejar a la vista el tanga rojo se movía un poco y volvía
a cubrirse, mi polla comenzó a reaccionar y al poco ya estaba otra vez
bien dura.
Apostado tras la vidriera mi mano buscó mi polla y comencé a masturbarme
lentamente mientras espiaba a Pilar desde mi posición. Sus manos se deslizaban
lentamente sobre sus tetas y tanga sobre el camisón, mientras me miraba
a través del reflejo del espejo, cogiendo de la parte inferior del camisón
levantó este por encima de su cabeza y se lo quitó. Agarró
un taburete aterciopelado que había en un rincón y lo situó
en el centro del hall y frente al espejo. Con el tanga puesto todavía
se sentó en el taburete frente al espejo con las piernas totalmente abiertas,
el minúsculo tanga no era capaz de ocultar toda la mata de pelo de su
coño y parte de este se salía por los costados. Echando su cuerpo
hacia atrás se dedicó a deslizar su mano derecha sobre todo el
tanga, a veces metía la mano por debajo y se masturbaba directamente
el clítoris un ratito y volvía a sacarla para acariciarse las
tetas.
De repente se levantó fue a su cuarto y tras hurgar en un cajón
volvió con un consolador de látex color carne y unos 20 cm. de
longitud. Se quitó el tanga y volviendo a sentarse frente al espejo,
se lo metió en la boca mientras me miraba picaronamente, lo ensalivó
todo lo que pudo, abrió totalmente sus piernas y lo situó sobre
su coño y se dedicó a restregárselo arriba y abajo, daba
vueltas alrededor del clítoris y descendía nuevamente hasta la
entrada de su vagina. Yo estaba como un burro y la polla me pedía guerra,
abrí la puerta y me acerqué a ella. Situado a su espalda y mientras
me masturbaba junto a ella y a su vista, la pedí que se lo metiera lentamente
en la vagina, me apetecía enormemente contemplarla así, me hizo
caso y poco a poco se lo fue metiendo y sacando hasta introducírselo
por completo, en ese momento deslicé mi mano izquierda por su espalda
y pasando al frente me dediqué a magrearla las tetas y los pezones mientras
ella metía y sacaba el consolador en su encharcada vagina y yo no perdía
detalle de su visión en el espejo. Nos mirábamos mutuamente a
través del espejo y nuestras caras eran un poema de deseo y lascividad.
Tras situarme frente a ella me arrodille, dejé de masturbarme y la pedí
que me dejara ser yo quien la masturbara con el consolador. Ella se metió
el consolador hasta el fondo y ahí lo soltó, recostó su
cuerpo hacia atrás y se apoyó en sus dos manos dejándome
todo su cuerpo a mi alcance. Colocado entre sus muslos agarré el consolador
y comencé a sacarlo y meterlo muy lentamente en su encharcado coño,
mi mano izquierda ascendió hasta sus tetas y comencé a magrearselas
mientras mi boca se situaba sobre su clítoris. Pilar totalmente descocada
se retorcía en el taburete, suspiraba y se quejaba de placer hasta que
pegando un ¡¡¡YAAAA!!! y gritando se corrió hasta casi
perder el conocimiento.
(continua con la 4ª parte).
Kristio |