Creo que estar desnudo en un lugar, donde no se moleste a nadie, es parte de nuestra libertad y deberíamos aprender a convivir con esa forma de ser, de
sentir y de vivir; cohabitando todos sin miradas pecaminosas y deseos de fantasías en mentes enfermas o maleducadas. La desnudez del cuerpo es
sinónimo de libertad de expresión ante el medio y la naturaleza. Como he dicho en alguna ocasión “desnudo me siento yo mismo y vestido uno más de la
sociedad” y en ese sentir, individual o colectivo radica el respeto hacia los demás y el que los demás, comprendan que nada pecaminoso existe en la
desnudez. El pecado del deseo carnal reside únicamente en mentes obtusas, que no ven más allá de su pensamiento y quererlo implantar como ley. El
respeto al ser humano en su forma de actuar, pensar o vivir, debería ser ley, mientras esos pensamientos, actuaciones y vida, no creen un mal a un igual.

Fragmento extraído (con el permiso de su autor) del libro: "Tras las puertas del corazón"
Autor: Javier Sedano
Odisea Editorial S.L. 2009 – ISBN 978-84-92609-07-9

 

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